jueves, 11 de agosto de 2016

La historia del enchufe...misterioso




Todo andaba en orden para terminar un día mas de un viaje de trabajo y después de solicitar ayuda sobre donde quedarme al taxista, me ha dejado en un hotel de apariencia tenebrosa y oscura. Al cruzar el pórtico un olor desagradable llega a mi nariz, no obstante, ya estaba demasiado cansado y hambriento como para arrastrar unos metros mas la maleta de viaje o lastre que me acompaña desde hace casi 7 años, -ya se imaginaran el estado de aquella- ¡en fin!. Con la ayuda de un hombre que ayudo a cargarme los encartes, me dirigí al cuarto después de la obligada anotación en el libro de registro de huéspedes. Tras pasar la recepción, un ambiente que era a la vez un restaurante bastante amplio y con un techo alto y lleno de telas de araña, pasamos a otro salón también muy amplio, seguido de un pasillo de unos cinco metros de profundo que es contiguo a una cocina enorme, para luego salir a una especie de solar -en terminos de mi abuela-, un espacio  de  al menos mil metros cuadrados con un cuarta parte cubierto de arboles y la otra que parece hace las veces de parqueadero. Caminamos al menos unos diez metros y giramos a la izquierda hasta llegar a un par de edificios de dos plantas los cuales eran los cuartos para los huéspedes.  El cuarto en cuanto detalles es bastante simplón comparado con el precio a pagar, descargue unas cosas y salí a cenar.

Regresado al cuarto, con el estomago a rebosar -tema que no debe ser-, busco el toma corriente mas próximo a la cabecera de la cama para conectar el portátil y el celular que estaba agotado, a mi izquierda junto al nochero encuentro un toma corriente doble, pero tenia un socket ocupado. Mmmmm, me genero algo de sospecha pues alrededor no hay ningún tipo de lampara, radio, reloj, televisor o algún otro tipo de electrodoméstico que exigiere energía para su funcionamiento. Le hago un breve seguimiento del cable a través de la pared, sobre la ventana y al llegar a la puerta sobre el mismo costado, el cable desaparece para sumergirse en el patio, obviamente, en la oscuridad de la noche era prácticamente imposible saber hacia donde se dirigía y carecía de linterna pues la batería del celular estaba agotada, fui al toma y saque apresuradamente el enchufe y me asome a través de la ventana para poder ver si una lampara se habría apagado o alguien reclamaba aireado. Pero no. En el exterior no hubo ningún cambio. Al final, pase la noche un tanto incomodo por la llenura que me generó la cena.

En la mañana de regreso a la habitación después de visitar  a uno de los clientes y para recoger el lastre de la maleta, me tocan a la puerta, era la administradora del hotel y unos operarios del Internet de la ciudad. La señora se mete al cuarto y exclama que porqué le había desconectado el cable. Resultó que al bendito enchufe estaba conectado el módem de la zona del restaurante y los había dejado sin señal desde la noche de ayer.

Otro misterio resuelto.



"Cuando la producción creativa es menor, la foto se encarga de ocupar mayor espacio"

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