sábado, 21 de marzo de 2020

No recuerdo como había comenzado todo, solo sé que estaba en la esquina de la panadería que desde hace unos años habia sobrevivido a la crisis cuando escuche aquel estruendo. Gire la cabeza buscando el origen del ruido pero no lo encontraba, la gente hacia parecer las calles como un hormiguero recien pisado, trate de conservar la calma, a mi derecha ví como un helicoptero se desplomaba a tierra, pero lo hacía de forma extraña, lentamente se desplomaba como sí los segundos se volviesen minutos hasta que toco el suelo y estalló.

Decidí regresar a casa de mi abuela, camine el recorrido de 20 metros calmadamente, no habia nada más por hacer, el cielo estaba de un rojo más intenso ahora. Cuando llegué a la puerta, entre a casa, abrace a mi mamá y mire a los demás, ya no había tiempo para discursos o prolongados adioses.

Salí nuevamente de casa y afronté nuevamente el responsable del viaje, mire al cielo mientras sentía como mi peso se convertía en mas ligero, algunos objetos del suelo tambien comenzaban a elevarse debido a la fuerza de gravedad de aquel ser enorme.

Era de un color rojo ocre pero no brillaba, ya cubría las tres cuartos del cielo y podía verle sin mis gafas los crateres que aún no se borraban debido al rozamiento con la atmósfera.

Se vino y cayó sobre nosotros.